Resultados numéricos y esfuerzo académico
El curso está a punto de acabar, muchos alumnos y familias viven con preocupación los resultados numéricos de las asignaturas, especialmente en la etapa de secundaria. ¿Qué pasará? ¿Ha aprendido algo mi hijo/a? ¿Me han evaluado correctamente? ¿No he estudiado suficiente? ¿Es listo?
Los casos son variopintos; algunos alumnos lo tienen todo aprobado justito, otros obtienen notas muy altas, hay otros que han suspendido alguna asignatura y finalmente están los que repetirán curso sí o sí.
¿Qué actitud tener ante los resultados numéricos?
Como padres y madres, a veces puede ser complicado saber qué actitud tener ante el informe; como alumnos muchas veces se viven decepciones y/o sorpresas. Para saber qué importancia tenemos que dar a los resultados, debemos detenernos en cada caso particular, en las causas y factores que llevan a cada resultado específico.
Se ha esforzado mucho y ha puesto empeño y dedicación
- Entonces, no tenemos que centrarnos tanto en el resultado final. Este alumno NO se merece una recriminación. Seguramente existen otros factores que le impiden poder sacar buena nota. Debemos indagar en cuáles son estas razones para poder poner remedio y que su esfuerzo se vea recompensado.
Tiene mucha facilidad y no ha tenido que hacer demasiado
- Normalmente, en estos casos son chicos/as que han aprobado o que incluso han sacado buenas notas. Esto evidentemente es positivo. Pero ¿por qué no vamos más allá? Pensemos en qué podemos hacer como padres para retarle, para que aprenda más, para que no pierda el interés y las ganas de descubrir. Cómo dice Antoine de Saint-Exupéry en El Principito “debemos pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar”, no se trata de ser extremadamente exigentes, pero si de brindarle oportunidades para extender sus conocimientos.
No ha trabajado en absoluto
- En este caso, si el esfuerzo no ha estado presente durante el curso, si la actitud y motivación del alumno ha sido negativa, recomendamos reflexionar sobre ello y pedir ayuda. La motivación es el motor del aprendizaje; si como padres os veis desbordados os recomendamos acudir a un profesional y aprender más sobre el esfuerzo y como educarlo (seguid pendientes al blog por qué estos temas van a ir saliendo).
- No obstante, a modo de resumen: Cuando un alumno no ha puesto ningún tipo de dedicación ni interés en la escuela y los aprendizajes, deberíamos actuar igual independientemente del resultado. Una nota alta no debería significar nada si no se acompaña de esfuerzo. Esto suele ser difícil de comprender, ya que si los alumnos miran al futuro y a su alrededor, ven que se necesitan ciertas notas para acceder a los grados universitarios, para recibir becas o para obtener determinados puestos de trabajo. Sí, es verdad. No obstante, es de pequeños y jóvenes cuando se debe trabajar la cultura del esfuerzo. No se puede premiar un número muy alto sin que haya habido trabajo detrás, ya que el alumno caerá en la confusión de pensar que todo en la vida funciona así y no será exigente consigo mismo.
Una crítica al sistema
Actualmente, nuestros alumnos se pasan alrededor de 8 horas en la escuela, de éstas, más de 6 están sentados. Además, algunos (y no son pocos) participan en grupos de refuerzo durante las horas de recreo. Cuando acaban el colegio asisten a refuerzo, clases de idiomas y numerosas actividades que implican un esfuerzo mental. En casa, se les pide hacer deberes y estudiar. Pensemos, sólo pensemos, en si es esta la vida que queremos que nuestros pequeños vivan. Quizás no se asemeja a la realidad y estamos incentivando a chicos y chicas pasivos y desmotivados. Quizás los adultos tampoco podríamos estar concentrados durante tanto tiempo ¿Por qué en vez de estudiar tanto, no estudiamos bien?
Saber responder adecuadamente a un examen no es sinónimo de conocer bien el contenido, y suspender asignaturas no significa estrictamente no haberse dedicado a ello.