Febrero, ecuador del curso escolar
Estamos a la mitad del curso escolar. Ya ha pasado un trimestre y medio desde el olor a libros nuevos, el material sin estrenar y aquellos nervios que no dejaban dormir antes del primer día. El primer trimestre ha servido para adaptarse a nuevas situaciones: clases, asignaturas, profesores, compañeros desconocidos y/o a un sistema de evaluación distinto.
Ahora que estamos en el ecuador del curso, los y las estudiantes se plantean como seguirá y resultará su curso – algunos reciben felicitaciones y prometen seguir trabajando igual y otros se cuestionan como mejorar –
Después de las fiestas de Navidad hay quienes vuelven al colegio o instituto con ganas de ser la mejor versión de ellos mismos (eso que dicen “año nuevo, vida nueva”). Por otro lado, es el momento en el que se suelen destapar aquellas dificultades que no se veían a simple vista. La motivación por el estudio suele disminuir en los cursos de secundaria y las dificultades en el aprendizaje suelen ser más relevantes en primaria, siendo normalmente cuando se recurre a profesionales.
Padres, madres y tutores ya conocen el ritmo, el esfuerzo y las ganas de cada uno. Esto hace que los chicos y chicas se puedan sentir con pocos recursos y herramientas para cambiar su actitud y aumentar su motivación. Es común que tengan pensamientos como:
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No vale la pena estar atento en clase porque el profesor ya me tiene “clichado”
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Aún habiendo estudiado no me he sacado el primer trimestre como me gustaría. Da igual si estudio o no…
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Me siento presionado/a por seguir siendo el/la mejor de la clase
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No sé que hacer, no sé como mejorar…
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¿De qué sirve estudiar?
Enero y febrero son meses de búsqueda y de superación. Padres y madres tratan de encontrar las herramientas necesarias para poder acabar el curso satisfechos. Siendo el momento en que alumnos y alumnas suelen estar más dispuestos a dicha ayuda, puesto que ya tienen la experiencia del primer trimestre.
El segundo trimestre es como una nueva oportunidad, aún hay tiempo de aprender a estudiar, aprender a hacer y tener una mejor actitud. Aún hay tiempo de mejorar y encontrar la motivación y el interés en el ámbito académico. Es el momento de la constancia, el esfuerzo y la persistencia.
No obstante, muchas veces es preciso saber cómo. Muchos adolescentes carecen de las técnicas necesarias para el estudio, se sienten desmotivados y sin interés por nada en concreto. Del mismo modo, tanto los niños y niñas que acaban de recibir una etiqueta diagnóstica como sus padres y madres, pueden sentirse perdidos, sin saber qué hacer, puede que su autoconcepto se difumine y su autoestima disminuya.
Para tener éxito, es importante, por un lado estar motivado y tener objetivos; por otro, poseer estrategias y técnicas para el estudio y finalmente, conocer las capacidades de cada uno, para así poner más esfuerzo y refuerzo en aquellas áreas de más dificultad.