Consecuencias educativas y emocionales tras el confinamiento
Han pasado más de cinco meses desde la llegada del Covid-19 y las medidas para frenarlo. A lo largo de estos meses familias, niños, niñas y jóvenes se han tenido que adaptar día a día a una realidad desconocida y nueva. Teletrabajo y conciliación familiar, pérdidas de empleo, pérdidas de seres queridos…
Por todo ello es natural haberse visto afectado social y emocionalmente. Ahora, al salir a la calle, parece haber personas que no se acuerdan de aquellos meses en total confinamiento, es una reacción habitual, de búsqueda de libertad. No obstante, todo lo vivido queda dentro.
En esta entrada, quiero transmitir de forma personal mis experiencias y visión de la situación educativa y emocional actual.
¿De qué forma se han visto afectados nuestros alumnos?
Como todo lo relacionado con las personas y las emociones, DEPENDE. Depende en gran medida de su contexto social y familiar, su autoconcepto y motivación.
- Algunos alumnos de clases sociales más desfavorecidas no han podido seguir en contacto con sus maestros y referentes. Muchos de ellos han tenido poca estimulación cognitiva, estando delante de videojuegos más horas del día de las que deberían. A veces sin luz natural y sin hacer el ejercicio que su cuerpo en desarrollo les pide.
- Otros, si las familias han estado encima y si ellos mismos han tenido interés, han ido siguiendo el curso a través de propuestas de los profesores. Aquí están los que han aprovechado el tiempo para aprender e investigar por su cuenta y los que no sabían cómo hacerlo y han acabado por abandonar.
- Los más afortunados, aquellos de colegios concertados o privados, han seguido un horario muy parecido al del colegio. Pero se han visto estresados con videoconferencias, trabajos en equipo y entregas. Al fin y al cabo, la concentración es mucho más difícil cuando no se puede salir a airearse y cuando se está en un mismo espacio todo el día.
Una vez más, el contexto y la suerte de haber nacido a un sitio u otro influye en las oportunidades de aprendizaje. Estas consecuencias se verán más visibles en septiembre con el inicio del curso. En ese momento los docentes deberán estar preparados para asumir en una misma aula, una gran variedad de niveles y emociones (más de lo habitual). Por un lado, encontraremos aquellos alumnos que habrán progresado en autonomía y técnicas de estudio; y por el otro, seguramente veremos una gran desmotivación en parte del alumnado, ya que jugando a la Play eran más felices.
Alumnado con AACC
Dentro de toda la variedad de opciones, no podemos olvidar que aquellos alumnos con diagnósticos. En este colectivo encontramos al alumnado con Altas Capacidades Intelectuales. ¿Cómo les ha afectado este confinamiento? ¿Cómo será la vuelta a la escuela?
De nuevo, aunque dependerá de cada persona, muchos de ellos afirman que prefieren no volver presencialmente al colegio. Esta realidad existe. Y, ¿Por qué?
- Si han tenido la motivación y las ganas, durante estos meses han podido trabajar por su cuenta, han seguido su propio ritmo e intereses, se han de centrado más en aquello que les gusta, pudiendo profundizar. Sus maestros y profesores han quedado sorprendidos.
- No obstante, algunos de ellos, desmotivados por el aprendizaje, se han alejado aún más del sistema educativo convencional y les costará volver a encontrar el sentido al simple hecho de ir a clase y pasarse 6-7 horas sentados sin saber por qué.
MÁS DIFERENCIA. MÁS AVISMO
En todos los casos, cabe destacar, de nuevo, la brecha y diferencia existente entre niveles. Aquellos alumnos que han estado trabajando por su cuenta y que han contado con un contexto estimulante, tal vez se sientan desplazados y puede que tiendan al aburrimiento si no se implantan las medidas adecuadas. Por otro lado, los que no lleguen al ritmo “medio”, los que no han tenido la oportunidad de seguir con los mismos recursos el curso escolar, podrán desmotivarse y no avanzar.